Cuando queremos aprender a hablar inglés en corto tiempo, pensamos en cursos de inglés intensivos o clases de inglés de inmersión donde siempre se cuenta con la dedicación casi total de un profesor. Es cierto que un instituto de inglés con un buen programa es casi fundamental para acelerar el aprendizaje, pero nunca hay que olvidar la práctica fuera del salón. Crear hábitos y rutinas por fuera del salón de clases es casi tan importante para desarrollar tu fluidez.
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Recurrir a tus interacciones del día a día es un método útil para encontrar vocabulario, memorizar y aprender estructuras gramaticales. Toma las palabras y frases que usas normalmente en tu trabajo o con familia y amigos, tradúcelas al inglés y practica contigo mismo o si puedes en compañía aún mejor. Pon especial atención a como pronuncias, a la escucha y a la escritura hasta que la conversación se convierta en algo natural. Cada situación de tu día se puede volver una oportunidad para practicar y una excusa para preguntarte su significado en inglés. Por ejemplo, una de las situaciones diarias en que podrías sacar provecho es el momento en que vas al supermercado. Realiza el ejercicio mental de preguntarte como dirías algunos alimentos en inglés como: Manzana – Apple. También como preguntarías ¿Dónde puedo encontrar los productos lácteos? – Where can I find the dairy products? Haciendo esta clase de ejercicios no solo sacas mayor provecho del idioma sino que además puedes relacionar visualmente los objetos a las palabras.
Con esto desarrollarás más habilidades y evitarás la dependencia del profesor. Por ejemplo, en el trabajo realiza una lista de tus hábitos, formula preguntas frecuentes en inglés, traduce palabras técnicas que utilices diariamente y describe objetos que te rodean. También mejora considerablemente tu pronunciación con traductores como “Google Translate” el cual tiene también ayudas auditivas. En poco tiempo podrás memorizar gramática y reforzar tu inglés, evitando olvidar lo aprendido en clase.
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Una de las etapas de la práctica que suele ser más compleja es la parte oral. Esto por la preocupación de una mala pronunciación, el miedo a decir incoherencias y otros bloqueos mentales que pueden dificultar el progreso. Hay cursos de inglés que refuerzan el desarrollo conversacional, pero al ser entornos controlados las interacciones son un poco limitadas.
Tener un compañero por fuera del salón de clases te permite dejar la timidez atrás y desarrollar una comunicación más natural y fluida en el largo plazo.
Comienza usando frases simples y vocabulario sencillo, si no sabes una palabra en específico busca sinónimos o trata de explicarlo de una manera diferente, apoyándote en el lenguaje corporal y así harás una conexión con lo que quieres expresar. Piénsalo de esta forma: Cuando se le dice a un niño que no puede salir porque esta “nublado” y el no entiende la palabra, la manera más fácil de explicarlo no es dando la definición de nublado del diccionario, es buscar otra forma de decirlo “hay muchas nubes por lo tanto puede llover” con esto, el niño sin duda entenderá mejor.
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Finalmente recuerda que la confianza y la práctica constante pueden llevarte a aprender inglés en menos tiempo. Aunque no hay fórmula mágica, la disciplina y la práctica te ayudarán a que este proceso de aprendizaje sea más sencillo.
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Recuerda la importancia de tu objetivo, si no sabes aún comunicarte en inglés, conoce nuestra metodología especializada en adultos
Autor: Janio Moreno – Coordinador de enseñanza – Wise Up.
imágenes: shutterstock